Identificación de los Depósitos Microbiológicos en Lentes de Contacto

Identificación de los depósitos microbiológicos en lentes de contacto blandos

Tabla 9.Frecuencia entre la comparación entre criterios de Rudko y la clasificación de la FDA.

Categorías de RUDKO y contaminación

Se realizó una comparación entre el deposito encontrado según criterios de Rudko y de estos cuales dieron contaminación. Encontramos que el 44.7% (17/38) para la categoría 1 de Rudko, el 100% (55/55) para la categoría 2, el 0% (0/0) para la categoría 3 y el 100% (7/7) para la categoría 4 como se muestra en la figura y tabla.

Identificación de los depósitos microbiológicos en lentes de contacto blandos

Figura 8. Frecuencia entre los depósitos según criterio RUDKO y la contaminación de los mismos.

Identificación de los depósitos microbiológicos en lentes de contacto blandos

Tabla 8. Frecuencia entre los depósitos según criterio RUDKO y la contaminación de los mismos.

Resultados

  1. Se encontró mayor número de depósitos bacterianos que fúngicos en los LCB con diferencias no marcadas entre los grupos de la FDA.
  2. Según la clasificación cualitativa sobre los criterios de Rudko la categoría 2 (Depósitos visibles con lente hidratado con magnificación de 10x) fu el más utilizado en esta valoración.
  3. La frecuencia de contaminación para los diferentes grupos de la FDA no tuvo una diferencia marcada en lo que muestra las estadísticas. Para la contaminación de bacterias no se encontró diferencia entre el contenido acuoso ni la ionicidad de los cuatro grupos. Podríamos pensar que la contaminación o adherencia bacteriana esta dad por otros factores.

Discusión

Los lentes de contacto blandos están fabricados con una combinación de diversos polímeros (hidrogeles) con contenidos de agua que oscilan entre el 35% y el 80%. Estos polímeros poseen propiedades físicas, químicas y estructurales diferentes, de forma que dotan al lente con características específicas de hidratación, porosidad, transmisibilidad al oxígeno, humectabilidad en la superficie, durabilidad, etc. Atendiendo a la FDA los lentes de contacto blandos se clasifican en cuatro grupos según el contenido de agua e ionicidad del polímero. (www.clspectrum.com, 1995)

Se han estudiado los riesgos relativos de infecciones oculares con el uso de distintos lentes de contacto y como conclusiones el mayor riesgo es con el uso de lentes de contacto blandos que en rígidos y particularmente en las lentes de empleo nocturno. Entre las infecciones oculares que más se han encontrado están las queratitis ulcerativas, ulceras corneales y abrasiones corneales con un porcentaje bastante comprometedor de estas en usuarios de LCB. (Silbert J. 2000)

Los lentes de contacto sirven como sustrato pasivo pero constante para la adherencia, colonización y crecimiento bacteriano en el epitelio corneal dañado. Desde un punto de vista microbiológico los lentes de contacto están colonizados en general por un número inferior a 10 UFC (Unidades formadoras de colonias)/lente (Hart D. 1993). Pseudomonas aeruginosa es el patógeno más habitual en úlceras provocadas por uso de lentes de contacto, pero desde hace algún tiempo se ha observado un incremento en la incidencia de queratitis debidas a otros microorganismos como los estafilococos coagulasa negativos, donde se incluye Staphylococcus epidermidis. (Wilhelmus K, 1995)

La contaminación de los lentes de contacto se atribuye en la mayoría de los casos a la manipulación hecha por el usuario, los mecanismos de limpieza para bacterias oculares y de limpieza para los lentes son eficaces en cierta manera para evitar la infección; a veces nos encontramos que estos mismos crean una infección aún mayor. Estudios demuestran que las soluciones de limpieza utilizadas para los LCB son reservorios aún mayores de microorganismos (Gopinathan U, 1997)

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Fleiszig comparó la adherencia de S. Epidermidis a diversos tipos de LC y explica que existe una adhesina específica de S. Epidermidis sobre lentes de contacto, de modo que si existieran moléculas capaces de bloquear esta adhesina se podría reducir la adherencia bacteriana. (Fleiszig J, 1996)

Galliani llama la atención sobre el hecho de que la producción de adhesinas es variable en las diferentes cepas bacterianas y por tanto aparecen diferencias en cuanto a intensidad de la adhesión. (Galliani S, 1994)

Cuando se han realizados comparaciones entre los 4 grupos según la FDA para ver la influencia de la ionicidad y la hidratación han hallado pocas diferencias estadísticamente significativas. En general se observa adherencias bacterianas mayor en las lentes de contacto de alto contenido en agua (grupos 2 y 4) y en las iónicas (grupos 3 y 4). Los resultados obtenidos por otros autores varían. (Saenz D, 1999)

Fleiszig señala que la adhesión de S. Epidermidis a lentes de contacto no depende únicamente de las propiedades de cada material, sino que intervienen otros factores. En su estudio se observa una diferente colonización de S. Epidermidis a lentes de contacto recién extraídas de su envase estéril y tras lavado de las mismas. En LC nada más extraídas de su envase la adherencia era significativamente mayor a Polymacon (en solución salina balanceada con 0,1% de alcohol polivinílico) que a Etafilcón A (en solución salina con borato). Sin embargo, tras lavado completo de los lentes la adhesión de S. Epidermidis a Polymacon resultó ser significativamente menor. Presumiblemente el alcohol polivinílico podría favorecer la adhesividad bacteriana. Estos resultados indican que el número de bacterias potencialmente patógenas vehiculadas por el LC, podrían reducirse con una selección adecuada de la solución de envasado de la lente. (Fleiszig J, 1996)

Gopinathan estudió «in vivo» la contaminación de lentes de contacto de hidrogel de alta y baja hidratación y no halló diferencias significativas. Los mayores contaminantes de los lentes eran estafilococos coagulasa negativos y en su investigación comprobó que el tipo de material, el contenido en agua y la carga iónica no parecían tener influencia en relación con la colonización bacteriana. (Gopinathan U, 1997)

La falta de coincidencia entre los resultados «in vivo» e «in vitro» no permite sacar conclusiones concretas sobre la influencia del material en la contaminación bacteriana y lleva a considerar otros factores del material como la elasticidad, la porosidad, las impurezas y las marcas. El método de fabricación de los LC más que el propio material parece el parámetro más determinante en la adherencia, ya que las lentes de contacto más adherentes son las torneadas y las menos adherentes las moldeadas blandas que aseguran una superficie menos rugosa y más homogénea.(Iskeleli G, 2002)

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En nuestro estudio encontramos que entre 72 LCB de usuarios y 28 LCB de ópticas como lentes de prueba para un total de 100 lentes analizados; para el grupo 1 el 80% (20/25) presento bacterias, el 8% (2/25) hongos y el 8% (2/25) contaminación mixta. Negativos 20% (5/25). Para el grupo 2 el 88% (22/25) presento bacterias, el 4% (1/25) hongos y el 4% (1/25) contaminación mixta. Negativos 12% (3/25). Para el grupo 3 el 72%(1/25) presento bacterias, el 20% (5/25) hongos y el 20% (5/25) contaminación mixta; negativos 28% (7/25) y finalmente para el grupo 4 el 80% (20/25) presento bacterias, el 12% (3/25) hongos y el 12% (3/25) contaminación mixta. Negativos 20% (5/25). (La contaminación por hongos y mixta comparte los mismos LCB que están contaminados con las bacterias)

Para examinar hongos determinamos la presencia de hifas o levaduras en los mismos. Se encontró que el 13.8% (10/72) para LCB de pacientes presentaron hifas y el 8.3% (6/28) presentaron levaduras. Para los lentes de óptica el 7.1% (2/28) presentaron hifas y el 3.2% (1/28) presentaron levaduras.

Otra comparación que realizamos fue determinar por medio de criterios cualitativos en especial RUDKO que fue el que utilizamos, la frecuencia entre los depósitos con simple examen valorativo por medio de una lámpara de hendidura de los LCB y su contaminación posterior. Encontramos que existe una cierta afinidad en los lentes que obtuvieron depósitos en la superficie con la contaminación valorada por medio de cultivos microbiológicos. Encontramos que el 44.7% (17/38) para la categoría 1 (depósitos no visibles LCB hidratado con magnificación de 10x), el 100% (55/55) para la categoría 2 (depósitos visibles en LCB hidratado con magnificación 10x), el 0% (0/0) para la categoría 3 (depósitos visibles en LCB deshidratado sin magnificación) y el 100% (7/7) para la categoría 4 (depósitos visibles en lente hidratado sin magnificación).

Finalmente podemos analizar que entre la contaminación de los grupos clasificados según la FDA no existe mayor diferencia notable tanto para contaminación bacteriana como fúngica. Entonces la contaminación bacteriana no está dada en nuestro estudio por el contenido acuoso alto o bajo ni la presencia de ionicidad o ausencia de ella.

En cuanto a depósitos microbiológicos encontramos una mayoría en bacterias que en hongos, y la presencia de bacterias son en su mayoría gram negativas en forma en bacilos pensaríamos entonces que los microorganismos infecciosos pueden estar entre Pseudomona Aeruginosa, Serratia Marcensces, lo cual nos hace descartar organismos gram positivos ya que se encuentran en baja cantidad en este estudio.

Podríamos enfocarnos más en la parte de depósitos en los LCB que atraen a la contaminación por microorganismos ya que de esto se han realizados estudios que difieren de respuestas aunque la mayoría acierta en que al comprobar con depósitos proteínicos la contaminación bacteriana se hace más rápidamente en los LCB ya que estos depósitos proteínicos dan a la bacteria forma de comer y poderse reproducir.

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