LAS ENSEÑANZAS DEL FUNDADOR DE LA TERAPIA FLORAL

ALGUNAS CONSIDERACIONES BÁSICAS SOBRE LA ENFERMEDAD Y LA CURACIÓN

Nuestra evolución comienza como recién nacidos sin conocimiento, cuyos intereses están dirigidos hacia uno mismo. Nuestras necesidades se limitan a nuestro bienestar, alimentación y calor. Con el adulto aparece entonces el deseo de poder y, por ello, permanecemos durante un tiempo remitidos todavía a nosotros mismos, considerando nuestro propio beneficio y los objetivos terrenales.

A ninguno de nosotros se nos va a encomendar algo que no podamos realizar, ni se nos va a exigir más de lo que tengamos en nuestro poder.

De manera similar a la fase de desarrollo en el que cometemos los errores, se realiza a nivel físico una determinada mentalidad que tiene sus correspondientes resultados tanto en el paciente como también en las personas que tienen relación con él. Es esa determinada disposición de ánimo que le descubre al médico el verdadero y fundamental origen del problema proporcionándole así una clave para un exitoso tratamiento.

Desde aquí se puede comprobar el esfuerzo que el paciente debe hacer cuando se extravíe, pudiéndose inferir de esta manera el tratamiento correcto para su bienestar.

Hahnemann nos enseñó que igual con igual se cura. Esto es correcto hasta un cierto punto, pero la palabra cura conduce un poco a error. Más correcto sería: igual expulsa a igual.

La enfermedad en sí: es igual que sana igual, o mejor: igual que rechaza a igual.

La causa de la enfermedad pretende provocar que acabemos con una errónea manera de proceder. Si no existiera el dolor, cómo podríamos saber entonces que la crueldad duele? Si nunca sufrimos una pérdida, ¿cómo podríamos jamás reconocer el padecimiento que se produce con el robo? Aun cuando al considerar superficialmente la enfermedad, ésta pueda parecer cruel, es en esencia beneficiosa.

Además, debemos acordarnos de que el padecimiento (aunque deberíamos ser tan inteligentes como para evitarlo), es un privilegio que nos indica que la personalidad ha alcanzado un determinado estadio de desarrollo, donde es necesaria una corrección.

Por este motivo, la labor del médico reside en ayudar al paciente a alcanzar ese objetivo haciéndole llegar apoyo espiritual, intelectual y corporal.

El método perfecto no consiste tanto en apartar la influencia perjudicial, sino mucho más en hacer propia una virtud que se le opone, pudiendo subsanar los errores a través de esas virtudes. Esa es la ley de los opuestos, de lo positivo y lo negativo.

Tomemos el siguiente ejemplo: Un paciente tiene dolores porque en su ser existe la crueldad. Él puede suprimir esa condición proponiéndose continuamente: No Quiero Ser Cruel, pero eso supone una lucha larga y agotadora y, en caso de que logre eliminar la crueldad, permanecería una laguna, un espacio muerto. Si, por el contrario, el paciente se concentrase en la parte positiva, es decir, en desarrollar la compasión y en hacer suya esa virtud, la crueldad es sustituida sin esfuerzos adicionales y se convierte en algo imposible. – (para esa persona).

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Por eso, la ciencia perfecta de la sanación enseña y ayuda al paciente a desarrollar esa virtud que le hará, de una vez por todas, inmune frente a cualidades perjudiciales.

También debemos tener en cuenta otro gran principio que tuvo su origen en el genio de Hahnemann, es decir, la enseñanza de la curación desde el interior.

Para esto último, es de vital importancia que los remedios elegidos sean revitalizadores y constructivos, siendo portadores de vibraciones que poseen un efecto edificante.

En la elección de ese remedio, debemos tener en consideración el estado evolutivo del mismo en relación con la persona.

Existen tres tipos de plantas

El primer grupo se encuentra, en lo que a su evolución se refiere, en un nivel un poco más bajo que el del ser humano. Entre éstas se hallan los tipos primitivos, los cactos, las algas marinas, la cuscata, etc.

Una segunda categoría, que se encuentra en el mismo nivel que el ser humano y que son inofensivas, puede ser empleada como alimentos.

Pero existe aún un tercer grupo que se encuentra en un nivel evolutivo relativamente alto o más alto que el de la humanidad media. Es de entre estas plantas donde debemos escoger nuestros remedios ya que ellas poseen la fuerza de sanar.

Existen siete subdivisiones principales en las que debemos clasificar a nuestros pacientes.

  1. Poder.
  2. Conocimiento.
  3. Amor.
  4. Equilibrio.
  5. Servicio.
  6. Sabiduría.
  7. Perfección.

Las cualidades y las virtudes son relativas. Lo que para uno es una virtud puede ser para otro un defecto.

Es por este motivo por el que una cualidad en sí misma no puede ser juzgada de correcta o de falsa sin tener en cuenta el nivel evolutivo del individuo. Lo que conocemos como malo es simplemente algo bueno que no se encuentra en el lugar correcto.

De las equivocaciones que se cometen en cada uno de los siete principios resultan los siguientes tipos:

  1. Poder: tirano, autócrata, afán de notoriedad.
  2. Intelecto: nigromante, destructor, sátiro.
  3. Amor: inquisidor, odio, cólera.
  4. Equilibrio: estático, veleta, histérico.
  5. Servicio: vanidoso, egoísta, flirteador.
  6. Sabiduría: agnóstico, loco, payaso.
  7. Perfección: entusiasta, puritano, monje.

Sin embargo, no es de esperar que las características de la personalidad se manifiesten siempre tan claramente, ya que en muchos casos con los que nos encontramos es únicamente con un pequeño resquicio de las cualidades perjudiciales. No obstante, es esencial el poder comprender de manera exacta la equivocación básica para garantizar un tratamiento exitoso.

Además, la personalidad de muchos de los pacientes que nos consultan suele estar muy marcada por la influencia de algún familiar o amigo dominante, resultando en muchos casos más fácil el hacer un diagnóstico de la persona dominadora, ya que ésta pertenecerá al mismo grupo que el paciente. También aquí se aplica el principio del igual repele al igual, ya que aquí nos encontramos con aquellos que poseen nuestros mismos defectos, pero de una manera mucho más clara, de tal forma que podemos reconocer el padecimiento que esa actitud perjudicial desencadena.

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Métodos De La Dosificación

Los remedios descritos a continuación son, en su manera de actuar, beneficiosos y no provocan ni empeoramiento ni reacción, ya que su función es la de elevar. Éstos son preparados en su tercera, cuarta y séptima potencia.

Al comienzo del tratamiento se puede administrar una dosis de la tercera potencia dos o tres veces al día hasta que se produzca una mejora notable, después se interrumpe. En tanto se ha logrado un avance, no se vuelve a proporcionar el remedio. Pero tan pronto como el paciente manifieste un retroceso se le prescriben tres o cuatro dosis más. Cada vez debería ser necesario una dosis más pequeña. Únicamente se debe hacer uso de una potencia a la cuarta o a la séptima cuando la potencia más baja no arroja ningún efecto positivo.

Los remedios y sus tipos

El nombre botánico completo de cada uno de los remedios responde de la siguiente manera:

Las enseñanzas del fundador de la terapia floral

Nuestros esfuerzos deberían consistir en ayudar a nuestros pacientes a mantenerse en su más alto nivel con los medios que están a nuestra disposición, capacitándolos de esta manera para que avancen hacia delante.

Estos remedios (con excepción de impaciencia, mímulo y cotiledón, que antes eran elaboradas a través de su reducción a polvo), que son descritos en este artículo, eran preparados de la siguiente manera.

Un recipiente de vidrio tan fino como fuera posible se llenaba hasta casi el borde con agua pura preferentemente agua de una fuente. – (natural, manantial) A continuación se introducía en el recipiente una gran cantidad de las flores de la planta en cuestión hasta que la superficie del agua estaba totalmente cubierta. Se debía elegir un día despejado para recolectar las flores, después de que el sol les hubiera estado dando aproximadamente durante dos horas. El recipiente de vidrio se colocaba pues, al sol y, de tiempo en tiempo, se iba cambiando de posición, de manera que el sol incidiera directamente sobre la boca del recipiente, estando así todo el contenido bañado por el sol.

Después de tres, cuatro y siete horas se extraía aproximadamente un cuarto del líquido y se le añadía a cada cantidad de líquido extraído aproximadamente un 20% de alcohol puro. Estos preparados pueden entonces usarse directamente como la tercera, cuarta y séptima potencia.

En este punto, se hace mención de que los cuatro elementos están partícipes en este proceso: la Tierra, para proporcionar el alimento a las plantas; el Aire, de donde toman sus principios alimenticios; el Sol o el Fuego, para darles la capacidad y la fuerza, y el Agua, para tomar las fuerzas benéficas y magnéticas de las plantas medicinales, siendo así concentradas.

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ALGUNOS REMEDIOS NUEVOS Y SU EMPLEO

El desarrollo de este maravilloso sistema curativo, en último término servirá para liberar al hombre de la enfermedad.

Todavía tenemos mucho que aprender en lo que respecta a la recogida de las plantas medicinales y la elaboración del remedio. Debemos ocuparnos de muchas cuestiones si queremos cosechar el mejor resultado. Tenemos que ocuparnos con más profundidad de la situación natural, de la edad, del estado y de la parte de la planta que vamos a utilizar, de la influencia de los planetas, de la hora del día y, lo que es más importante, de la postura del médico, que debería estar caracterizada por la dedicación sincera a su trabajo en beneficio de la humanidad.

La importancia de algunos remedios, que cubren ámbitos que normal mente resultan muy difíciles de tratar, y que el valor que tienen es tan importante para la medicina como para quienes ya hayan experimentado el valor del remedio en la práctica.

Estos remedios se han elaborado con todas las medidas de precaución necesarias, utilizando instrumentos y recipientes que habían sido calentados a 160°C durante cuatro horas. Los corchos también se calentaron a 160°C durante 20 minutos. En la elaboración de los remedios se llevó siempre puesta una bata de laboratorio limpia. La primera potencia se elaboró in situ en el punto de recogida de la planta. Cada potencia se trituró a mano con lactosa en un mortero de cristal, utilizando una mano de almirez de cristal. De esta forma se procedió hasta la séptima potencia.

Impatiens Roylei

Esta planta medicinal es oriunda de Cachemira, y en Gran Bretaña se encuentra raramente como planta silvestre. Sólo se utilizan las flores de color malva.

Se elaboraron 3 diluciones diferentes: 2 en distintos días de septiembre de 1928 y otra en septiembre de 1929. Aun cuando todos los remedios resultaron eficaces, la más efectiva fue la dilución de sept. de 1929, de la que la firma Nelson&Co, todavía cuenta con existencias.

Este remedio está indicado en los dolores nerviosos agudos, y a menudo no sólo ayuda a aliviar rápidamente el dolor, sino que en muchos casos produce una curación palpable del padecimiento nervioso. Posee, asimismo, una influencia muy positiva sobre los pacientes, que suelen informar de que paralelamente a la remisión de los síntomas se produce una mejoría de su estado anímico, desapareciendo las depresiones y miedos y alcanzando una postura vital más optimista.

Entre las dolencias que se han tratado con éxito con este remedio figuran las cefaleas fuertes, la ciática, las neuralgias agudas, los espasmos musculares y los dolores agudos en casos de cáncer.

La indicación para este remedio es un dolor muy fuerte y martirizante, sin importar cuál sea su procedencia. En algunos casos este remedio ha producido un alivio del dolor después de que había fracasado la morfina.