Sida, Diagnóstico y Síntomas

SIDA, el síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida fue detectado a principios de los años 80 y desde entonces se ha convertido en la mayor epidemia a nivel mundial en una pandemia que afecta a más de 35 millones de personas. El SIDA es causado por el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV).

SIDA es la abreviatura de Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida:

S – Síndrome: Conjunto de signos y síntomas que existen a un mismo tiempo y definen clínicamente una enfermedad determinada.

I – de Inmuno: Porque afecta al sistema inmunológico del cuerpo -su capacidad de defensa- que usualmente trabaja para combatir invasores tales como gérmenes y virus. 

D – Deficiencia: Porque hace que el sistema inmunológico no funcione correctamente. 

A – Adquirida: Porque es una afección que se contrae. La enfermedad no se transmite genéticamente, sino que se contagia. 

El SIDA es una enfermedad denominada Síndrome, ya que al producirse la paulatina destrucción de nuestro sistema inmunológico, microrganismos que generalmente habitan nuestro cuerpo sin causarnos daño o causándonos un daño mínimo, se tornan altamente peligrosos porque se diseminan y agreden nuestro organismo al estar la respuesta de nuestro sistema inmunológico disminuida, originando así una variada gama de enfermedades (cuadros de diarrea, neumonías atípicas, cánceres, tuberculosis, etc.). 

Nuestro sistema inmunológico comienza a ser dañado por causa de la replicación del virus del HIV, ya que al dividirse dentro de una de las células claves de nuestro sistema inmune (entre otras) llamada linfocitos T, al emigrar de dicha célula causa su muerte. Por otro lado conforme el virus se divide y destruye a los linfocitos T, la cantidad de virus en sangre comienza a aumentar y a estar disponible para seguir infectando células y seguir destruyéndolas. Es por ello que se lo lama de Inmuno deficiencia, ya que produce una deficiencia en la acción del sistema de defensa, principalmente por la destrucción de linfocitos T CD4+. 

La palabra Adquirida proviene del hecho que existen enfermedades en los seres humanos, no muy frecuentes, que por diferentes factores, algunos de ellos causados por errores en los genes (lugar donde se almacena la información para transmitir a la descendencia), producen situaciones de baja respuesta a las agresiones por microorganismos por parte de nuestro sistema de defensa similares a las que produce el virus del HIV, pero en este caso no son adquiridas sino que son por errores del propio organismo. 

Es una enfermedad que daña el sistema inmune del cuerpo (el sistema que ayuda a combatir las enfermedades). Cuando el sistema inmune de una persona está dañado, está más propensa a enfermarse. 

El cuerpo de una persona con SIDA no puede defenderse y no puede combatir las infecciones y algunas clases de tumores. No puedes contagiarte SIDA por abrazar, besar o dar la mano. Tampoco puedes contagiarte por sentarte junto a alguien que tenga el SIDA o por estar en la escuela con alguien que lo tenga. No se propaga al toser o estornudar, ni tampoco pueden contagiarlo los mosquitos u otros insectos. 

El SIDA se propaga cuando el virus de inmunodeficiencia humana (HIV) se propaga desde el interior del cuerpo de una persona infectada al interior del cuerpo de otra persona. 

El Sida es la etapa tardía de una enfermedad donde se va dañando paulatinamente al sistema inmunológico. Este daño es causado por un virus llamado HIV (Human inmunodeficiency Virus). 

¿Qué es el HIV o VIH? 

Sigla formada por palabras que en inglés significan: 

V – Virus: Microorganismo que es incapaz de reproducirse por sí solo; lo hace en células vivas. 

I – de Inmunodeficiencia: Porque el efecto de este virus impide el funcionamiento apropiado del sistema inmunológico del cuerpo. 

H – Humana: Porque el virus sólo puede ser contraído por seres humanos. 

Este virus es lo que se llama un retrovirus, ya que lo que hace es incorporar la información para su replicación en la estructura de la célula que dirige toda la maquinaria celular, es decir en el núcleo celular. Una vez incorporado, puede vivir latente por meses e incluso años, formando parte de la célula. 

El HIV es RNA perteneciente a la familia Retroviridae, subfamilia Lentivirus. Tiene aproximadamente 100 nm, con estructura icosaédrica, con cubierta lipídica. 

Por la muerte o daño de las células del sistema inmune, el HIV destruye progresivamente la capacidad del cuerpo para luchar contra las infecciones y algunos cánceres. Las personas diagnosticadas de SIDA son susceptibles a vivir amenazadas por sufrir enfermedades denominadas infecciones oportunistas, que son causadas por microbios que normalmente no causan enfermedad en personas con sistemas inmunes sanos. 

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El blanco del HIV son los un tipo particular de glóbulos blancos denominados células linfocitos CD4+. Estas células son importantes porque ellas son las que dicen a las células de lucha contra la infección cuando deben empezar a trabajar.

La infección por HIV reduce el número de linfocitos CD4+células CD4. 

Cuando el número de linfocitos CD4+células CD4 se reduce hasta cierto nivel, se debilita el sistema inmunológico del cuerpo. Una persona infectada por HIV se dice que tiene SIDA cuando la suma de CD4 está por debajo de 200, o bien cuando aparecen infecciones oportunistas o cánceres.

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) es la etapa avanzada de la infección por HIV. Ocurre cuando una persona infectada con el virus tiene algunas de las enfermedades infecciosas o tumorales conocidas como eventos definidores (Tuberculosis, Neumonías, etc.). 

El virus del SIDA es débil y le es muy dificultoso sobrevivir fuera del cuerpo. Para vivir debe penetrar en el interior del organismo. 

La transmisión requiere una cantidad mínima de virus. Por debajo de esa cantidad el organismo, poniendo en funcionamiento su sistema inmunológico, puede liberarse del HIV. Esto explicaría la razón por la cual algunos líquidos orgánicos que contienen el virus no lo transmiten. 

El HIV se transmite a través de los fluidos del cuerpo y hay 4 vías principales de contagio. La forma de contagio más común del HIV es por contacto sexual con una persona infectada ya que el virus puede entrar en el cuerpo durante el acto sexual. 

El HIV también se contagia por contacto con sangre infectada. Frecuentemente el HIV se contagia por intercambio de jeringuillas, entre drogadictos, infectadas con el virus por pequeñas cantidades de sangre. Las mujeres embarazadas pueden transmitir el HIV a sus bebés durante el embarazo o el nacimiento. Aproximadamente de 1/4 a 1/3 de todas las embarazadas sin tratamiento e infectadas por el HIV trasmitirán la infección a sus hijos. El HIV también se puede transmitir a los bebés a través de la leche materna de madres infectadas por el virus. 

Transmisión del Virus 

El HIV o HIV se transmite de tres formas: 

  • Transmisión sexual: Durante las relaciones sexuales con una persona infectada por HIV. Las relaciones sexuales con penetración vaginal, anal u oral, heterosexuales u homosexuales, pueden transmitir el virus del SIDA. El HIV está en la sangre de una persona infectada, el semen de un hombre infectado y las secreciones de la vagina de una mujer infectada. Los contactos genitales, boca-órgano genital, pueden transmitir el HIV si hay cortes en cualquiera de las dos zonas. Algunos de estos cortes pueden ser tan pequeños que la persona no podría saber que los tiene.
  • Transmisión sanguínea: La transmisión del HIV por la sangre es, en la actualidad, el principal modo de transmisión del SIDA. Las jeringas y agujas contaminadas que son compartidas pueden transmitir el HIV.

La transmisión del HIV por transfusiones o inyecciones de productos derivados de la sangre es, hoy en día, prácticamente nula, ya que existe la obligatoriedad de detectar anticuerpos anti-HIV en todas las muestras de sangre desde 1987 y para estos fines sólo se utilizan muestras que son seronegativas.

Las personas que se inyectan drogas corren riesgo de infectarse por HIV -esto incluye las drogas intravenosas (drogas inyectadas en las venas)-. Muchas personas que emplean agujas para drogarse comparten estas agujas con otras personas que también usan drogas. Cuando una persona infectada por HIV hace esto, el virus puede propagarse a otra persona a través de las diminutas cantidades de sangre adheridas a la aguja.

Toda persona que haya tenido un comportamiento de riesgo en los últimos meses debe abstenerse de donar sangre u órganos. 

  • Transmisión de la madre al feto: Esto puede suceder antes de nacer el niño o durante el parto. Un bebé recién nacido puede contagiarse el HIV a través de su madre si ella tiene el virus en su organismo. Puede producirse durante el embarazo, a través de la placenta, o en el momento del parto. Amamantar al recién nacido es una potencial vía de transmisión; por lo tanto también se desaconseja la lactancia materna cuando la madre es seropositiva. A veces, la madre no sabe que tiene el HIV hasta que ya está embarazada.

El HIV no es un virus transmitido por vía aérea o por los alimentos y no vive por mucho tiempo fuera del cuerpo. 

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El virus no se contrae por contacto casual (tocando manos, abrazando o besando, usando el inodoro, bebiendo del mismo vaso, o por el estornudo y tos de una persona infectada). Un número pequeño de casos de transmisión se ha notificado en donde una persona contrajo el HIV como resultado de contacto con sangre u otras secreciones corporales de una persona infectada por HIV en el hogar. Aunque el contacto con sangre y otras sustancias corporales puede ocurrir en los hogares, la transmisión del HIV es poco común en este entorno. Sin embargo, las personas infectadas por el HIV y las personas que proporcionan asistencia domiciliaria para los que están infectados por el HIV deben estar plenamente educadas sobre las técnicas apropiadas para el control de la infección. 

La única manera para saber con seguridad si una persona está infectada es haciendo la prueba del HIV. No se puede depender de la aparición de los síntomas, ya que mucha gente que está infectada con el HIV no tiene ningún síntoma por muchos años. 

Un resultado positivo de HIV no significa que una persona tenga SIDA. El SIDA es una enfermedad que debe ser diagnosticada por un médico, a partir de criterios clínicos específicos. 

Tiempo de Incubación 

  • De 3 a 6 semanas la infección primaria. 
  • La aparición de los síntomas puede tardar de pocos meses a años. 
  • El paciente es infeccioso antes de la aparición de anticuerpos (período ventana). 

Se estima que esta latencia es en promedio de unos 5 años, aunque existen personas que «conviven con el virus» en estado latente por más de 10 años. La palabra latente se la utiliza para describir que el virus, si bien está listo para empezar a dividirse, por algún motivo del cual mucho no se sabe, no lo hace y permanece en «periodo de latencia» o periodo de ventana» como si estuviese dormido.

Por motivos de los cuales mucho no se conocen, como mencionamos anteriormente, el virus puede «despertarse» finalizando el periodo de ventana y comienza a dividirse utilizando la maquinaria de crecimiento y mantenimiento de la célula. Esto hace que la célula utilice parte de sus estructuras que necesita para subsistir en beneficio del virus, produciendo todas las «piezas» que luego acopladas darán origen varios virus llamados viriones. Los viriones pasan al torrente sanguíneo para infectar otras células produciendo pequeñas rupturas en la membrana que rodea a las células.

Cuando el número de viriones que atraviesan y dañan la membrana es muy grande, la célula muere porque dicha membrana se rompe en su totalidad. 

Sintomatología 

  • Infección primaria: cuadro catarral, síndrome mononucleosis-like. 
  • CRS: linfoadenopatías, neuropatías, adelgazamiento.
  • SIDA: infecciones oportunistas, neuropatías, demencia, sarcoma de Kaposi. 

La infección de HIV resulta en un espectro de enfermedad, que tiene una gama de la ausencia de síntomas a síntomas leves e inespecíficos, hasta infecciones graves, cánceres, deterioro y condiciones neurológicas.

Los síntomas más tempranos de la infección de HIV se conocen como el síndrome primario de HIV. Ocurren poco después de ser infectado e incluyen fiebre, salpullido o erupciones, dolores en los músculos y las coyunturas o articulaciones, e hinchazón de las glándulas linfáticas. 

De vez en cuando se desarrollan síntomas más graves como los ataques, la hepatitis y la diarrea. Puesto que los síntomas del síndrome primario de HIV son relativamente poco específicos y quizás no sean graves, se pueden confundir con la mononucleosis, un catarro o la gripe o «flu.» 

El análisis de sangre para los anticuerpos de HIV frecuentemente es negativo durante el síndrome primario de HIV pero se torna positivo durante los siguientes tres a seis meses. 

El síndrome primario de HIV puede ser diagnosticado usando una prueba de la medición de la carga viral u otras pruebas diagnósticas. 

El síndrome primario de HIV se resuelve por sí mismo, y la persona que está infectada con HIV generalmente permanece sin síntomas por un período de tiempo prolongado, a veces años, de allí en adelante. Esto se describe como el período de latencia clínica. 

Durante este período, si no se comienza la terapia antirretroviral combinada, el HIV continúa reproduciéndose, y el recuento de las células CD4 gradualmente disminuye de su valor normal de 500 a 1200. Cuando cae a menos de 500, la persona que está infectada con el HIV corre el riesgo de algunas enfermedades oportunistas, incluyendo el herpes zoster, la infección de herpes simplex, el afta y el sarcoma de Kaposi (KS en inglés). 

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Al pasar el tiempo, si el recuento de las células T cae a menos de 200, se considera que la persona tiene la enfermedad avanzada de HIV o el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Si no se empiezan los medicamentos apropiados preventivos, la persona que está infectada con HIV ahora está a riesgo de contraer la pulmonía de Pneumocystis carinii (PCP en inglés), la meningitis criptococal, la toxoplasmosis (toxo en inglés) y otras enfermedades oportunistas graves. 

Si el recuento de las células CD4 cae a menos de 50, también hay un riesgo de sufrir de infecciones del complejo de Micobacterium avium (MAC en inglés) y del citomegalovirus (CMV en inglés) y linfoma. La mayoría de las personas que mueren de la enfermedad de HIV tienen recuentos de células CD4 en esta gama. 

El curso de la enfermedad de HIV en un individuo es muy variable. Está influenciado por el tipo de virus, los genes de la persona y el estado de su salud antes de contraer el HIV. Un porcentaje pequeño de personas con la infección de HIV mantienen un recuento normal de células CD4 durante muchos años aunque no reciban la terapia antirretroviral. Estas se conocen como no progresores a largo plazo. 

Diagnóstico de Infección por HIV 

El test de HIV consta de un simple análisis de sangre que uno puede realizarse en nuestro país en cualquier hospital público. El carácter del mismo es preventivo, ya que conociendo la condición de portador del virus del HIV lo más temprano posible, mejores son las perspectivas de vida para el enfermo. El análisis que generalmente se realiza se llama Elisa y es una prueba que permite detectar ciertos elementos que el cuerpo produce para contrarrestar la infección llamados anticuerpos. Existen otros métodos complementarios en donde se determina la presencia de material del núcleo del virus o partículas que forman parte de la envoltura, pero estos como se menciona anteriormente son complementarios y el principal método utilizado para la detección del virus es el Elisa o también el llamado inmunoblotting (también detecta anticuerpos).

Este test se realiza, según recomendación del profesional médico, a partir del 3 mes de haber estado expuesto al contagio del HIV y se repite a los 6 meses y en casos particulares el seguimiento puede perdurar más allá de los nueve meses. 

También existen profesionales que aplican terapia antirretroviral luego de la sospecha de un posible contagio (por ejemplo en el caso de haber tenido una situación de exposición al contagio con una persona que era HIV+). 

Esto se utiliza a criterio del médico y tiene como finalidad tratar de evitar que el virus se reproduzca dentro del organismo en la etapa inicial de contagio.

Existe otro método, que se utiliza como complemento en la detección del virus pero que tiene principal uso en el control de la carga viral que es el método de la PCR, en donde se amplifica y se contabiliza la cantidad de material nuclear del virus en la sangre del paciente.

El objetivo de la terapia del HIV es reducir el nivel del virus en la sangre a niveles tan bajos como sea posible, y por el mayor tiempo posible. Actualmente, están disponibles tres clases diferentes de fármacos antiretrovirales. Las directrices de tratamiento recomiendan que se utilice una combinación de por lo menos tres fármacos individuales para formar una terapia antiretroviral altamente activa (HAART). Es esencial un diagnóstico fiel y un control para asegurar una buena dirección de la infección por HIV.

El objetivo del tratamiento contra el HIV es prolongar la vida y mejorar la calidad de vida de los pacientes que viven con HIV/SIDA. Los fármacos actualmente disponibles consiguen estos objetivos reduciendo la cantidad de virus que circula en el organismo (carga viral) a niveles mínimos y por tiempos prolongados. A medida que la cantidad de virus disminuye, el sistema inmunológico tiende a recuperarse y así aumenta la cantidad de linfocitos CD4+. Estos resultados han sido posibles cuando se utilizan combinaciones de tres o cuatro drogas, conocidas como «cócteles» o tratamientos de alta eficacia.

El sistema de medición de carga viral de HIV más difundido es el Monitor Amplicor HIV 1, un test con la capacidad de detectar en una de sus versiones hasta 50 copias de ARN viral por mililitro, sensibilidad necesaria para el seguimiento adecuado de los tratamientos de alta eficacia.

Edwin Alberto Salinas Velasco

Médico, Cirujano General Clínica de la Costa Barranquilla drsalinas82@gmail.com

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