El Profesor de Educación Física en Programas de Salud

Inserción del profesor de educación física en programas de salud

Resumen

En la medida en que la actividad física es guiada por un profesional debidamente capacitado, más se acerca a parámetros saludables, por ello integrar en un equipo de salud, al Profesor de Educación Física con formación específica, eleva sus potencialidades, con consecuencias muy positivas.

Esta tesina pretende identificar en qué establecimientos y programas de salud públicos de la Provincia de Mendoza está presente el Profesor de Educación Física; evidenciar los factores que contribuyen y obstaculizan su inclusión, e identificar las valoraciones de los funcionarios del sistema sanitario sobre su rol en salud, desde el análisis e interpretación de sus discursos, con una metodología interpretativa, de diseño cualitativo.

Los resultados arrojan que las posibilidades de inserción del Profesor de Educación Física en programas y efectores de salud, están fuertemente condicionadas por la visión de salud de los funcionarios del sistema -decisores en salud- ; por la relevancia que adquiere la actividad física para la salud, por experiencias de interacción laboral; por la actitud profesional del Profesor de Educación Física en esta área, su formación y capacitación, su función social y rol docente, tanto como por la instrumentación de acciones políticas en salud y el presupuesto para las mismas.

Summary

This work assumes which are the institutions and programs related to public health where should be the gym teacher to evidence the factors that contribute and not, the presence or the absence in a professional team.

Besides we want to evaluate the public official of health systems over their specific activities, taking account the analysis and interpretation of their lecture, with an interpretative methodology and qualitative out lines.

Our results let to think that the possibilities of the gym teacher insertion in health programs as health members or effectors are strongly limited cause the point of view of the principal chairmen that belong to the system. Also we want to ratify the today big importance in the gym education. We assess the modern attitude of the gym teacher in this area, without forgetting their formation, postgrade studies, social functions and teaching roles, political actions and necessary economic opinions for the health area.

Introducción

«Quien no tiene tiempo para ejercitar sus músculos tendrá que tenerlo para estar enfermo» (Dr. Boller) (Educación Física, Chile, Nº 239, 1996: 18)

En los últimos tiempos, la importancia de la actividad física para la salud ha ido afianzándose a la luz de los hechos que la propugnan como medio para prevenir y controlar diversas enfermedades, a la vez que alcanzar, mantener y recuperar satisfactorios niveles de salud, mejorando la calidad de vida. En la medida en que la actividad física se encuentra guiada por un profesional debidamente capacitado para ello, es cuando más se acerca a parámetros saludables, de allí que integrar al Profesor de Educación Física, con formación en el campo de la salud, a un equipo interdisciplinario eleva sustancialmente sus potencialidades, con consecuencias positivas para la salud individual y de la población en su conjunto.

Por ello, esta tesina tiene como objetivos identificar en qué establecimientos o dependencias y programas de salud del sector público de la Provincia de Mendoza está presente el Profesor de Educación Física; evidenciar los factores que contribuyen y obstaculizan su inclusión, e identificar también las valoraciones que poseen los funcionarios del sistema sanitario sobre la contribución de estos profesionales a la salud. Para alcanzarlos, se entrevistó a diferentes funcionarios del sistema sanitario, considerados decisores en salud (directores o encargados de Centros de Salud, Hospitales, funcionarios de O.S.E.P. y del Ministerio de Salud), poniendo el acento en el análisis e interpretación de sus discursos, desde una metodología descriptiva – interpretativa, de diseño cualitativo.

Los resultados dilucidaron cómo la visión de salud de los decisores influye enormemente en las posibilidades de inserción del Profesor de Educación Física en equipos interdisciplinarios, siendo positiva ante una concepción amplia y viéndose condicionada frente a una más estrecha que se afirma en el modelo médico hegemónico. Asimismo, se extrajeron referencias, unas más positivas que otras, sobre el rol del Profesor de Educación Física en salud, su formación y capacitación y la actitud profesional que asume en su desempeño.

CAPITULO I

Planteamiento del Problema

Contexto y Situación Actual 

En el presente, la salud es entendida como un proceso complejo y dinámico, denominado proceso salud-enfermedad, en el que convergen e influyen decisivamente tanto la herencia y las habilidades y prácticas personales como el entorno global -social, económico, político y cultural.

Se dice entonces, que los estilos de vida junto con la herencia, el ambiente y el sistema sanitario condicionan el estado de salud y los perfiles de morbi-mortalidad de una población.

A los estilos de vida, se les imputa la mayor cantidad de casos de enfermedad y muerte, siendo responsables del 43% de las mismas. (Plan de Salud de la Provincia de Mendoza, 2002). Definidos por la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) como la «forma de vida que se basa en patrones de comportamiento identificables, determinados por la interacción entre las características personales, las interacciones sociales y las condiciones de vida socioeconómicas y ambientales» (O.M.S. Promoción de la Salud. Glosario, 1998: 27), los estilos de vida denotan la dimensión singular de la situación de salud, estrechamente vinculada con la vida cotidiana. (Martínez Navarro y Cols., 1998: 84,85).

Es en esta cotidianidad donde, en los últimos tiempos nos hemos visto sometidos a una hipokinesis sin par, producto entre tantas cosas, del facilismo que trajo consigo el desarrollo científico-tecnológico. Sin duda, éste se constituye en una de las expresiones más relevantes de nuestra era, pero a la par de sus beneficios, ha ido arraigando la «cultura del hombre sedentario», tal como expresa Mario López (2001: 41), conduciéndonos a una existencia libre de todo esfuerzo muscular. Al decir de Lagardera, «la modernidad, que nos ha proporcionado un desarrollo tecnológico, económico, social y político sin precedentes en la historia de la humanidad, además de un próspero legado industrial y civilizatorio, también nos ha proporcionado una racionalización de la vida cotidiana que nos ha ido alejando de modo progresivo de los dominios del cuerpo más humanos, naturales y fructíferos, es decir, de aquellas tradiciones que han concebido la corporalidad como expresión de la unidad o totalidad del existir humano» (Lagardera, F., 2000 : 70).

Esta clara disyunción de la vida en movimiento se traduce, en aproximadamente dos millones de defunciones anuales en todo el mundo, atribuibles con exclusividad a la inactividad física (O.M.S., Estilos de vida sedentarios: un problema mundial de Salud Pública, 2002), y la pérdida de 19 millones de años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD) (O.M.S., Por tu salud muévete, 2003). En el año 2000, sólo en América Latina, se produjeron 119.000 muertes vinculadas a estilos de vida sedentarios, y se estima que la proporción de la población en riesgo debido a una vida inactiva, se aproxima al 60%. (Revista Panamericana de Salud Pública, 2003; O.P.S., Comunicado de Prensa, 2003).

Por sus alcances, el sedentarismo junto con el consumo de tabaco y una malsana alimentación, son considerados los factores centrales que inducen a la aparición de las enfermedades no transmisibles más importantes. Estas enfermedades llevan tras de sí la mayor carga de morbilidad, mortalidad y discapacidad, tanto en los países industrializados como en muchos de los países en desarrollo y avanzan de manera alarmante (O.M.S. 53ª Asamblea Mundial de la Salud, A53/14 Art. 5, 2000; 57ª Asamblea Mundial de la Salud, Res. WHA57.17 Art. 5 y 10, 2004 y Doc. EB113/44 Add.1, 2003).

El Informe sobre la salud en el mundo 2002: Reducir los riesgos y promover una vida sana (O.M.S., 2002), daba cuenta de la magnitud de este fenómeno con cifras inquietantes: en el año 2000, el 76% de todas las muertes en el continente americano se debieron a enfermedades no transmisibles, y en el 2001 representaron el 60% del total mundial de defunciones y casi la mitad (47%) de la carga de morbilidad, previendo para el 2020 que alcancen al 73% y al 60%, respectivamente.

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Habida cuenta de estos porcentajes y de su crecimiento previsto, la prevención de estas enfermedades entraña un ingente desafío para la Salud Pública mundial, sobre la que reside el mayor potencial de influir en la distribución de los factores de riesgo en la población, mediante cambios generales del estilo de vida, principalmente de los hábitos alimentarios y la actividad física. Tan sólo comiendo de manera saludable, manteniendo un peso normal y haciendo actividad física durante toda la vida, podrían evitarse hasta un 80% de los casos de cardiopatía coronaria, cerca del 90% de las diabetes de tipo 2, y alrededor de un tercio de los cánceres (O.M.S., 55ª Asamblea Mundial de la Salud, A55/16, 2002, Art. 11).

«Ésta es una manera económica y sostenible de luchar contra dichas enfermedades.» (O.M.S. Doc. EB109/14, 2001, Art. 17), puesto que, considerando exclusivamente a la actividad física, «por cada dólar invertido en actividad física, corresponde una disminución de 3,8 dólares en gastos médicos» (Manifiesto Mundial FIEP, 2000: 10), además de otros múltiples beneficios.

Por ello, la O.M.S. exhorta a la práctica de actividad física, asintiendo que «constituirá la mejor estrategia» para combatir y contener la temible amenaza mundial de las enfermedades no transmisibles, junto con una sana alimentación y el control de tabaco (O.M.S. Consejo Ejecutivo EB113/44 Add.1, 2003:17).

Como se aprecia, al encontrarse en la base causal de las patologías más extendidas factores determinantes relacionados, en gran medida, con el comportamiento y los estilos de vida, la situación de salud se convierte en un hecho susceptible de ser modificado a través de la interacción dinámica del modo, condiciones y estilos de vida, con las acciones de salud que la sociedad y el Estado desarrollen como respuesta (Martínez Navarro, 1998), mediante una acción concertada de Salud Pública (O.M.S., Res.WHA 55.23, 2002 y Res.WHA 57.17, 2004).

Tal es así que desde el principal organismo especializado en materia de salud, la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) y sus oficinas regionales, se insta a elaborar políticas públicas que intenten transformar positivamente dicha situación, ya que existen grandes posibilidades de mejorar la Salud Pública si se aplican medidas preventivas y de promoción que reduzcan los factores de riesgo de enfermedades crónicas, en particular medidas relacionadas con la dieta y con la actividad física (O.M.S. Resoluciones WHA53.17, A53/VR/8, Inc.1, 2000; WHA55.23 A55/VR/9, Inc. 1, 2002; WHA57.17 Inc.2 y 3, 2004; Documentos A55/16, 2002, Inc.24 y 25; EB113.R7, 2004, Art. 2 y 3.).

En consecuencia, la O.M.S. en su Asamblea Nº 57 celebrada en Ginebra, Suiza, en mayo de 2004, aprueba la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, reconociendo en el artículo 5 que «la alimentación poco saludable y la inactividad física son las principales causas de las enfermedades no transmisibles más importantes… y contribuyen sustancialmente a la carga mundial de morbilidad, mortalidad y discapacidad» (O.M.S. Res. WHA57.17, 2004).

Estas enfermedades encabezan las estadísticas de morbi-mortalidad no sólo de un vasto número de países, incluido la Argentina, sino también de la Provincia de Mendoza. Es así que el Plan de Salud provincial del año 2002 señala como primera causa de muerte a las enfermedades cardio-cerebro-vasculares, seguida por los tumores y las causas externas -accidentes de tránsito, traumatismos accidentales, lesiones autoinflingidas, agresiones, etc.-, y reconoce, asimismo, que «están ampliamente influidas por estilos de vida, como el alcohol, tabaquismo, alimentación y ejercicio físico» (Plan de Salud, 2002: 94).

Por esta razón, la aplicación de la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad física y Salud podría suscitar uno de los mayores cambios positivos sostenidos en la salud de los individuos, logrando mejoras que serían difícilmente alcanzables si se adoptaran otras medidas posibles.

La meta general de esta estrategia es promover y proteger la salud mediante actividades a nivel comunitario, nacional e internacional que, en conjunto, den lugar a una reducción del número de defunciones y enfermedades asociadas a una pobre alimentación y a la falta de actividad física (O.M.S. Res. WHA57.17, 2004, Art.17).

Si bien la Organización Mundial de la Salud lidera su elaboración y aplicación, los gobiernos tienen una función esencial de conducción y rectoría en la iniciación y desarrollo de la estrategia, y deben velar por que ésta se aplique, como también vigilar sus repercusiones a largo plazo (O.M.S. Res. WHA57.17, 2004, Art. 42), función decisiva para lograr cambios duraderos en la Salud Pública. Pero se precisa además, de políticas nacionales multisectoriales para impulsar la actividad física, cuyas acciones contemplen, entre otras, la iniciativa de los Ministerios de Salud de formar alianzas con organismos clave a fin de desarrollar con ellos programas encaminados a fomentar la actividad física; promover ambientes e infraestructuras que la faciliten; revisar la legislación y las políticas públicas pertinentes que influyan en su realización; desarrollar estrategias para modificar las pautas sociales y aumentar los conocimientos de la comunidad sobre el tema, aceptando la urgente necesidad de integrar la actividad física a la vida diaria (O.M.S. Res. WHA57.17, 2004, Art. 48).

Esto es una tarea pendiente en las políticas de salud nacional y provincial, pues aún con la intencionalidad manifiesta de producir cambios que promuevan mejores oportunidades de vida sana para la población en su conjunto, no hemos encontrado en ellas, planes y/o programas que comprendan metas y acciones específicas semejantes a las esbozadas en la estrategia, a pesar de la recomendación del organismo cardinal que orienta a los países en materia de salud.

En las Bases del Plan Federal de Salud, implementadas por la Nación para los años 2004-2007, se propone como objetivo modificar los más importantes factores determinantes de la salud, mediante el compromiso de toda la comunidad, con acciones que mejoren su calidad de vida y promuevan condiciones y hábitos saludables, a la vez que orientar el modelo de atención hacia la promoción y prevención. Pero estas líneas de acción son globales y no establecen un nivel de concreción y especificidad que dé lugar a la actividad física como potencial estrategia.

Mendoza, no es excepción de lo planteado. Dentro de sus prioridades en la política de salud, están las de profundizar la Atención Primaria y acentuar acciones de promoción y protección de la salud, pero la actividad física tampoco aparece como estrategia, tan sólo se reconocen sus efectos benéficos, sus implicancias y la necesidad de realizarla (Plan de Salud Provincia de Mendoza, 2002).

Cabe destacar que, tanto a nivel local como nacional e internacional, existe cierta indefinición respecto a quién es el agente directo encargado de orientar lo que a actividad física se refiere, lo que nos hace pensar que la posibilidad de inserción del Profesor de Educación Física en el ámbito de la salud es «fortuita».

Aun así, queda abierta esta posibilidad si, efectivamente, se concreta el trabajo en equipos de salud con profesionales de las más variadas disciplinas, sin cuyo particular aporte es quimérico pensar en mejorar la salud y calidad de vida de las personas. El Profesor de Educación Física, sin duda, ha de ser uno de ellos.

Si bien su presencia en el sistema sanitario no está claramente definida, como se expresó anteriormente, si lo está el campo de su dominio: la actividad física y su estrecho vínculo con la salud.

La Federación Internacional de Educación Física, en su Manifiesto Mundial FIEP 2000, confirma el «papel decisivo de la práctica regular de actividad física en la prevención y control de diversas dolencias…» (Físicas y mentales) «y en la promoción de la salud y calidad de vida en todos los grupos» (FIEP, 2000: 11), a la vez de «ejercer un papel de enriquecimiento de la vida social y del desarrollo de las habilidades de interacción social» (FIEP, 2000: 10), y consolida a la actividad física como medio específico de la Educación Física disciplina cuyo «agente principal» es el Profesor de Educación Física (FIEP, 2000: 18).

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Lo expuesto nos anima a contemplar a este profesional entre los de mayor influencia y responsabilidad en la salud y calidad de vida de las personas. Por sus conocimientos, fundados en disciplinas biomédicas, psicopedagógicas y deportivas, decimos también, que es el de mayor competencia para planificar, desarrollar y supervisar adecuadas actividades físicas para la salud, más aún si su formación se orienta a este campo.

Tal como aduce Ramón F. Alonso López, «… es el especialista del ejercicio físico… Nadie como él podrá determinar si un ejercicio es beneficioso o no para una persona… porque simplemente ha estudiado con mayor profundidad, como ningún otro profesional, el proceso y efecto del ejercicio físico en el organismo humano. Por lo que no utilizarlo donde quiera que exista este elemento -ejercicio físico- dentro de un sistema es un gran error» (el subrayado es original del artículo) (Alonso López, 2000: 3).

Ya lo enunciaba Platón «… es una equivocación no tomar en consideración al Profesor de Educación Física por encima del estado del cuerpo (condición atlética). Es el más apropiado para conducir al hombre físicamente…» (Hegedüs, J. 1992: 17).

En aquellos tiempos, y por años, el Profesor de Educación Física fue considerado «…el médico de los sanos y ayudante del médico en sus intervenciones» (Diem, 1966: 185). Estaba en paridad de prestigio e instrucción con este facultativo y en una labor mancomunada, perseguían igual finalidad: «controlar la salud» (Hegedüs, J. 1992: 16).

Hoy, el objetivo que nos convoca sigue siendo el mismo: la salud, pero en el camino por alcanzarlo, el Profesor de Educación Física parece haber quedado al margen, al no ser considerado parte de los equipos de salud de Atención Primaria, eje central de las políticas sanitarias. Esto es así en tanto que en ellas, literalmente no se hace mención de su figura.

No obstante, en la práctica cotidiana, la presencia del Profesor de Educación Física en equipos de salud, aunque mínima, es real, por lo que su inclusión en este ámbito, va más allá de una expresión de deseo de este equipo investigador. Es una necesidad consentida que, en lo global y no sólo en lo particular y privado, debiera respetarse, en virtud de la trascendencia que la actividad física ha tenido como medio para prevenir y curar muchas de las patologías del mundo moderno, y alentar el bienestar general de las personas. Quién mejor, entonces, para proponerla y guiarla que su especialista: el Profesor de Educación Física.

Lo expresado nos conduce al planteo de los siguientes interrogantes:

  • ¿En qué programas y/o efectores de salud de la Provincia de Mendoza está inserto laboralmente el Profesor de Educación Física?
  • ¿Qué factores favorecen su inserción y cuáles la dificultan?
  • ¿En qué ámbitos se visualiza como importante su participación desde la perspectiva de los funcionarios del sector de la salud pública provincial?

A partir de estas preguntas, se proponen los siguientes objetivos de investigación:

  • Identificar en qué programas y efectores de salud del sector público, de la Provincia de Mendoza, está presente el Profesor de Educación Física.
  • Determinar los factores que han contribuido a su inserción en el área de salud.
  • Determinar aquellos que se constituyen en obstáculos para su inclusión en el sector sanitario.
  • Identificar las valoraciones que poseen los funcionarios de las diferentes áreas y niveles de actuación en la gestión de salud (política, institucional y clínica), sobre la contribución de los profesionales de la Educación Física a la salud.

El equipo de investigación se encamina hacia el siguiente supuesto:

Si bien entre los decisores de políticas sanitarias predomina una concepción de salud amplia, ligada a la calidad de vida, lo que posibilita la intervención del Profesor de Educación Física en el sistema sanitario, esto no se refleja en la realidad cotidiana de los servicios de salud de la Provincia de Mendoza. Dichos servicios, en general, se restringen a lo biomédico y los directivos no priorizan recursos ni espacios adecuados para la actividad física. Asimismo, la formación tradicional de los profesionales de la salud y carencias de formación y capacitación del Profesor de Educación Física, se conjugan para limitar la presencia de este último en el área de Salud.

Existirían, sin embargo, experiencias muy positivas de intervención del Profesor de Educación Física que se sostienen en decisiones institucionales aisladas, en la aceptación de las actividades por parte de los destinatarios, en la valoración del rol de potenciador grupal del Profesor de Educación Física por otros profesionales de la salud, y en un alto grado de compromiso individual por parte de referentes de nuestra disciplina.

Objetivo de transferencia: Consolidar el rol del Profesor de Educación Física en la salud, para su desempeño en el sistema sanitario, evidenciando sus posibilidades futuras de inserción.

Esta investigación permitirá identificar las áreas de salud dependientes del Estado provincial en las que trabajan Profesores de Educación Física; conocer con qué profesionales se relacionan a diario, como así también las razones o circunstancias que motivaron su inserción o la obstaculizaron y las valoraciones sobre su rol en los equipos de salud.

Siendo ampliamente reconocidos los beneficios que derivan de la actividad física, es significativo que, tanto en documentos internacionales ya citados como en los planes de salud nacional y provincial, no se mencione expresamente al Profesor de Educación Física como responsable de su orientación, situación que se reitera en cuanto a su inclusión concreta en el ámbito de la salud, aunque en menor medida.

En el devenir diario, la actividad física se prescribe como práctica necesaria e importante para el bienestar bio-psico-social, pero en pocas oportunidades se sugiere consultar al Profesor de Educación Física, siendo que la planificación de la mejor y más adecuada actividad física entraña un análisis exhaustivo de la situación de salud de la persona, bajo una mirada integral e interdisciplinar en la que no se podría excluir a este profesional.

Ignorar la presencia del Profesor de Educación Física en equipos de salud, sea por desconocimiento de su función, por intereses creados o por voluntades abstrusas, afianza la concepción biomédica que prevalece en la atención de la salud y excluye la posibilidad de aportes de un profesional con este perfil particular.

Desentenderse de esta realidad impide realizar modificaciones en ella, y esto es un asunto que precisa de concreciones, de acción, del análisis de costos, de la evaluación de intervenciones, de la propuesta de alternativas para ofrecerle a las personas una mayor oferta en el área de salud, y por supuesto, de la creencia cierta en la efectividad de la actividad física, junto con la confianza en el Profesor de Educación Física como su mejor guía y asesor.

Dadas estas circunstancias, se considera de suma necesidad tomar contacto con funcionarios del Ministerio de Salud de la Provincia de Mendoza, como así también con Directores de Hospitales y Centros de salud, posibles decisores en lo que a políticas, programas y proyectos concernientes a esta área se refiere.

Sus discursos permitirán obtener datos sobre impedimentos estructurales del sistema, hegemonía de algunos integrantes de los equipos de salud, incongruencias entre el discurso oral de los decisores y sus acciones, desinformación sobre incumbencias y competencias profesionales del Profesor de Educación Física, en particular de aquel cuya formación se orienta a la salud, y la detección de otros aspectos que dificulten su inserción en equipos interdisciplinarios para la promoción, prevención y rehabilitación de la salud.

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Hablar de salud, de calidad de vida, de evitar muertes, de prevenir enfermedades crónicas con consecuencias trágicas para las personas y para la economía de la provincia, no es ni debe ser propiedad de un solo sector, por lo que unir esfuerzos y conocimientos de distintas disciplinas implica tanto una tarea de potenciación mutua, como la congruencia de un sistema que permita delegar funciones y responsabilizarse en conjunto, pero cada cual desde su área específica de dominio. Respetar esto último, teniendo en cuenta lo que cada uno puede aportar, evitaría la superposición de tareas, acrecentaría el rendimiento de los recursos y los resultados y, fundamentalmente, en acuerdo del rol a desempeñar, apartaría los recelos que sobre el campo profesional puedan surgir.

Finalmente, con nuestra investigación esperamos resignificar el rol profesional, del Licenciado en Educación Física con orientación en salud, desde el valor que adquiere la actividad física para la salud en la actualidad para mejorar las condiciones de vida y hábitos de la población de Mendoza.

CAPITULO II

Marco Teórico Referencial

2.1 Salud: Un Concepto con Historia

2.1.1 – Reseña de su Evolución a través del Tiempo

El siglo XX, dio forma a un nuevo paradigma de salud en el que los factores asociados a los hábitos de vida y medio ambiente fueron decisivamente influyentes.

El reconocimiento de factores psico-socio-culturales interactuando con los biológicos y físico-químicos que, durante mucho tiempo, fueron los únicos considerados relevantes en el ámbito de la ciencia, forjaron nuevas concepciones en materia de salud.

Una de ellas refiere a su propia definición, que pasó de ser sólo la ausencia de enfermedad a un completo estado de bienestar físico, mental y social.

La historia revela que en la antigüedad se consideraba a la salud como ausencia de enfermedad, sumada a connotaciones de carácter mágico-religioso que hacían pensar en la enfermedad como producto del castigo divino o la consecuencia del pecado. La medicina moderna, por su parte, básicamente asociaba la salud con el buen funcionamiento del cuerpo, centrándose así en el plano biológico o físico. Con los años, el concepto de salud fue adoptando distintos significados surgidos, probablemente, de las interpretaciones derivadas del bagaje cultural de cada individuo y de cada comunidad.

No fue sino hasta el año 1948 que se oficializó un concepto de salud por lo positivo, cuando la Organización Mundial de la Salud incorpora los aspectos sociales y psicológicos a los meramente físicos, estableciendo en el Preámbulo de su Constitución que «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades» (O.M.S., Conferencia Sanitaria Internacional, 1946; Revista Panamericana de la Salud, 1998: 283).

Esta definición, de innegable validez conceptual, significa más que un objetivo, un horizonte en pos del cual adquieren sentido todos los esfuerzos que se hagan para mejorar nuestro bienestar general. A pesar de haber sido varias veces objetada por plantear una condición estática e inalcanzable para la mayoría de las personas y no explicitar su relación con el ambiente, constituye un valor deseado que permite mejorar la salud y condiciones de vida de la población, a medida que se avanza en el intento de satisfacer sus necesidades.

La Organización Panamericana de la Salud, considerando al ambiente en todos sus aspectos (físico, químico, biológico y social), define a la salud como el «estado de adaptación diferencial de los individuos al medio ambiente en que se encuentran» (Meinardi, E y Revel Chion, A. 2004: 331).

De un modo más amplio, teniendo en cuenta el ambiente y la diversidad de factores socio-culturales que enmarcan condiciones y estilos de vida individuales y colectivos, Bocalandro señala que podría definirse a la salud como el «grado máximo de desarrollo y de bienestar que pueda alcanzar cada persona en determinado contexto histórico y geográfico» (Bocalandro, N. Frid, D y Socolovsky, L., 2004: 90).

Como puede apreciarse, la salud no es una condición estática sino que se modifica según la época y las transformaciones del medio físico y social. Forma parte de un proceso dinámico, continuo y evolutivo, determinado históricamente por una multiplicidad de factores. Esta interpretación holística, pone de manifiesto la estrecha relación existente entre las condiciones sociales, económicas, ambientales, los estilos, modos y condiciones de vida y la salud, sintetizándose en uno de los actuales conceptos que rescatamos:

«La salud es el logro del elevado nivel de bienestar físico, mental y social y de capacidad de funcionamiento, así como del reducido nivel de enfermedad que permitan los cambiantes y modificables factores políticos, sociales, económicos y medioambientales en los que vive inmersa la persona y la colectividad». (Devis, J., et al., 2000: 16)

Al decir de Barderi, «La salud debe ser considerada tanto un derecho individual como una responsabilidad social, y es fundamental valorarla cuando se la posee en plenitud y no cuando se padece alguna enfermedad» (Barderi, M. et al., 1998: 316). Es además, «… un derecho humano básico e indispensable para el desarrollo social y económico.» (Declaración de Jakarta. Ministerio de Salud de la Nación, 1999: 21).

Dentro del contexto de promoción, la salud ha sido contemplada como un medio para llegar a un fin, un recurso para llevar una vida individual y socialmente productiva.

Como se señala en la Carta de Ottawa, emitida en la Primera Conferencia Internacional sobre Promoción de la Salud en 1986, «la salud se percibe, pues, no como el objetivo, sino como la fuente de riqueza de la vida cotidiana» (Carta de Ottawa. Ministerio de Salud de la Nación, 1999: 18).

Desde esta perspectiva, la O.P.S., junto con el Ministerio de Salud del Canadá, exponen que «la salud tiene que ver con la calidad de vida física, mental y social de las personas, tal como la determinan en particular las dimensiones psicológicas, sociales, culturales y del ámbito de las políticas…, debe mejorarse por medio de estilos de vida sensibles y de un uso equitativo de los recursos públicos y privados, que permita a las personas usar su propia iniciativa en forma individual y colectiva para mantener y mejorar su propio bienestar, al margen de cómo se defina» (Health Canada, 2000: 69).

Como se advierte en este Documento, la salud está estrechamente ligada a la calidad de vida de las personas y ambas, a su vez, están relacionadas con los diferentes estilos de vida que adoptan.

2.1.2 Calidad de Vida

Nos referimos a la calidad de vida sucintamente, entendiéndola como «… una medida compuesta de bienestar físico, mental y social, de felicidad, satisfacción y recompensa, tal como la percibe cada individuo y cada grupo» (Grau, 1998, citado por Echeverri y Jaramillo en Malagón Londoño, Galán Morera y Pontón Laverde, 2001: 307).

Para la O.M.S., «la calidad de vida se define como la percepción del individuo sobre su posición en la vida dentro del contexto cultural y el sistema de valores en el que vive y con respecto a sus metas, expectativas, normas y preocupaciones. Es un concepto extenso y complejo que engloba la salud física, el estado psicológico, el nivel de independencia, las relaciones sociales, las creencias personales y la relación con las características sobresalientes del entorno» (Glosario O.M.S., 1998 : 28).

En síntesis, la calidad de vida se refiere a una evaluación subjetiva, fuertemente arraigada en un contexto social, cultural y ambiental. Significa la calidad de la existencia de los seres humanos, y en ella la salud juega un papel preponderante como «recurso para lograr una calidad de vida aceptable» (Health Canada, 2000: 70), siendo el producto de la interacción de diversos factores lo que la determina.