NATUROPATÍA: SOMOS LO QUE COMEMOS

ORIGEN COMÚN, ENFERMEDADES DIFERENTES

Pasando de lo general a lo singular Seignalet fue comprobando la relación existente entre determinado tipo de moléculas residuales y patologías concretas. Y observó como en función  de la estructura de las moléculas procedentes del intestino,  los mecanismos con los que éstas obstaculizan el funcionamiento de la célula, el tipo de enzimas afectadas y las distintas reacciones en las células, puede hablarse de tres grandes grupos de patologías diferentes sobre las que su dieta no produce buenos sino excelentes resultados.

PATOLOGÍAS AUTOINMUNES Y REUMÁTICAS.

Las provocarían péptidos de origen bacteriano o alimenticio que tras atravesar la mucosa intestinal se unen a moléculas HLA (Antígenos de Leucocitos Humanos según las siglas en inglés) provocando una respuesta inmunitaria de los linfocitos T contra las células en las que se depositan esos péptidos.

PATOLOGÍAS POR ENSUCIAMIENTO

Las provocarían  las moléculas no peptídicas que contienen ADN bacteriano, lipopolisacáridos bacterianos, productos procedentes de la reacción de Maillard (proceso térmico común que altera  la estructura de un producto sometido a altas temperaturas durante un tiempo prolongado), isómeros de proteínas, glúcidos y lípidos. No desencadenarían la respuesta inmunitaria pero ensuciarían de manera progresiva el medio extracelular – bloqueando los receptores de membrana- e intracelular -acumulándose en el citoplasma y en el núcleo de las células-.

PATOLOGÍAS POR ELIMINACIÓN.

Se originarían cuando el organismo intenta expulsar los desechos nocivos que han llegado a la circulación general. Según Seignalet las macromoléculas que resisten la acción de las enzimas son transportadas enteras por macrófagos y polinucleares acompañados de linfocitos desde la sangre hasta el exterior a través de un emuntorio que acaba convirtiéndose en centro de una inflamación crónica.

  • A nivel de la piel originando acné, psoriasis, eccemas, ictiosis e queratodermia.
  • A nivel del colon originando la colitis, la enfermedad de Crohn, colopatía funcional,…
  • A nivel de los bronquios originando la bronquitis aguda, el asma, etc.
  • A nivel de las mucosas auditivas, nasal, bucal, faríngea, laríngea, y conjuntiva provocando otitis, anginas, sinusitis, rinitis alérgica, infecciones repetitivas, enfermedad de Behçet, conjuntivitis alérgica o aftas.

ENSUCIAMIENTO  MALIGNO: EL CÁNCER

Para Seignalet sólo entre el 5 o el 10% de los cánceres son producidos por factores genéticos. Por tanto los cánceres adquiridos (cerca del 95%) – aunque se posean genes de predisposición- son causados esencialmente por algunos factores medioambientales: la alimentación, el tabaco, los contaminantes, etc. «Las radiaciones -señala Seignalet-, los productos químicos, los virus y las bacterias no intestinales apenas pueden explicar alrededor del 40% de los cánceres adquiridos. Por ello para el 60% restante me parece lógico considerar los residuos bacterianos y alimenticios de origen intestinal resultantes de la alimentación moderna».

En suma, el ensuciamiento celular provocaría que las grandes moléculas de origen alimenticio y bacteriano se incorporen a la circulación general al atravesar la mucosa intestinal y se depositen en distintos tejidos. Con lo que, por un lado, el ensuciamiento afectaría a la matriz  extracelular impidiendo a las células sanas ejercer sus efectos  reguladores sobre las células en curso de cancerización y, por otro, dificultaría el proceso puesto en marcha por el organismo para purificar el medio extracelular de las macromoléculas que lo entorpecen generando a su vez radicales libres, agresivos para las células vecinas y considerados cancerígenos por una amplia mayoría de la comunidad científica. «El ensuciamiento extracelular probablemente sea en muy pocas ocasiones la causa directa de la formación de una célula maligna; sin embargo, cuando ésta aparece -matiza Seignalet- impide su apoptosis o su normalización y favorece su proliferación incontrolada».  A su juicio es pues el ensuciamiento intracelular el que constituye la causa principal de la cancerización de una célula. Son las macromoléculas extrañas que se introducen en el interior de la célula las que generan o bloquean de forma progresiva procesos fundamentales como las señales de trascripción, las cascadas enzimáticas o el mismísimo ADN nuclear o mitocondrial. Con lo que la acumulación de residuos termina por romper los equilibrios fisiológicos generando el déficit de algunas reacciones y un exceso compensador pero patológico de otras reacciones. «Mi convicción -señala a este respecto Seignalet- es que ese envenenamiento prolongado de una célula termina por provocar alteraciones del ADN nuclear y, en particular, la rotura de los enlaces hidrógenos entre las dos cadenas de ADN así como las anomalías genéticas (deleciones, mutaciones, modificaciones cromosómicas, amplificación excesiva o inestabilidad genética) que provocan cáncer».

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Y por si fuera poca razón la interacción de los residuos con el ADN nuclear existe una segunda vía de cancerización iniciada  por los propios mecanismos celulares puestos en marcha para intentar deshacerse de las macromoléculas. Para ello el organismo utiliza radicales libres capaces a su vez de dañar el ADN celular.

A todo lo cual hay que añadir que mientras un organismo sano utilizaría las células encargadas de la vigilancia inmunológica de los cánceres -los linfocitos TD8 y las células asesinas naturales- para deshacerse de las células  tumorales e impedir su crecimiento… un organismo sucio tiene afectado su sistema de defensas.

TRATAMIENTOS A LAS PATOLOGÍAS DE CÁNCER:

En definitiva, si la contaminación y la alimentación moderna son en gran parte causa de la aparición del cáncer resulta obvio que la solución propuesta por el gran investigador francés sea -en buena medida- desandar lo andado.  Así que partiendo de los estudios sobre alimentación realizados por los reconocidos investigadores Burger, Kousmine y Fradin además de sus propias investigaciones, Seignalet elaboró un régimen alimenticio propio al que denomino Ancestral o Hipotónico. «El objetivo de la dieta ancestral -diría- es limpiar las células sanas del organismo, las células que aseguran la vigilancia inmunológica del cáncer e incluso, las cancerosas y las del estroma que las acompaña». ¿Y cuáles fueron los resultados según su experiencia? Seignalet habla sobre ello en distintos tipos de cáncer y de fases de evolución:

  • En los casos de cáncer terminal (5 pacientes)  la dieta ancestral. Obtuvo beneficios pero ninguno de los pacientes estudiados consiguió salvarse. Quizás porque se trataba de formas severas. Pero «sin duda también -afirma- porque la Quimioterapia se opone a la acción de la dietética. El régimen tiene como objetivo reforzar la vitalidad de las células sanas encargadas de eliminar o de normalizar a las células malignas. La Quimioterapia busca destruir las células malignas pero también arremete a las células sanas lo que va en contra del objetivo del régimen».  El régimen, en cualquier caso, parece alargar el tiempo de supervivencia del paciente y disminuye su sufrimiento junto a otros medicamentos para el dolor.
  • En los casos de cáncer en remisión (17 pacientes) tras haber sido tratados con métodos convencionales ninguno de los enfermos -tras haber seguido la dieta ancestral- tuvo recidivas locales ni metástasis hasta el momento de la publicación del libro.
  • También estudió casos de cáncer en evolución (8 pacientes) tratados únicamente con la dieta ancestral. Aunque nunca pidió a sus pacientes que abandonaran la Quimioterapia consiguió estudiar el efecto de su régimen en aquellos que por decisión personal o por no poder ser sometidos al mismo quedaron al margen de la Quimioterapia. Pues bien, en dos casos la evolución negativa no se modificó por el cambio de hábitos alimenticios pero sí en los seis restantes.
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«La dietética -escribe Seignalet- no tiene una efectividad del 100% contra el cáncer pero  es sorprendente ya que disminuye considerablemente los productos cancerígenos que se consumen en la alimentación pero no los suprime todos. Y se debe recordar además que cada enfermo es diferente y miles de parámetros que varían de un individuo a otro intervienen en el desarrollo de la enfermedad. Conviene pues tener en cuenta los frecuentes buenos resultados del régimen sin caer en un pesimismo o en un optimismo exagerado».

LA DIETA ANCESTRAL O HIPOTÓXICA DE  JEAN SEIGNALET

Naturopatía: Somos lo que comemos

Se fundamenta sobre estos principios básicos:

  1. Exclusión de los cereales, a excepción del arroz y el trigo sarraceno.
  2. Exclusión de las leches animales y sus derivados.
  3. Consumo de muchos productos crudos.
  4. Uso de aceites de oliva virgen, obtenidos por primera presión en frío.
  5. Prioridad a los productos biológicos.

ANÁLISIS ALIMENTO POR ALIMENTO

1. Los cereales

Prohíbe el consumo de los cereales modernos, mutados, cocinados, incompletos y secados. Permite los cereales antiguos, salvajes, crudos o cocinados a menos de 110 C.

El trigo es peligroso, por la estructura de sus proteínas y porque siempre está cocido. Eliminar todos los productos hechos de harina. El pan integral es todavía peor que el clásico.

El maíz es peligroso por lo mismo que el trigo. Suprimir todos sus derivados.

Cebada, centeno y avena son de la familia del trigo: deben ser excluidos.

El arroz es aceptado. Ha permanecido en su forma salvaje prehistórica y la experiencia clínica demuestra que raramente es nocivo.

Sobre los cereales africanos (mijo, sorgo…) Seignalet no tiene opinión definida.

El trigo sarraceno es muy bien tolerado por los pacientes y está autorizado. Es probable que también el sésamo sea muy bueno.

2. Las leches animales

Proscribe todas las leches animales (vaca, cabra, oveja…) y sus derivados (mantequilla, queso, nata, yogur…).

Al contrario de lo que se ha repetido mucho, la supresión de los lácteos no acarrea una carencia de calcio: las leches animales tienen demasiado calcio para las necesidades humanas, nuestro intestino solo absorbe una pequeña cantidad de ese calcio, y legumbres, leguminosas, ensaladas y frutas nos aportan el calcio necesario.

3. Las carnes

Como criterio general, las carnes son buenas crudas y malas cuando están cocinadas. Cuando no se sea capaz de consumir carne cruda, se tolera una breve cocción a menos de 110 C. Debe ser comprada a un comerciante de confianza, y cuando no sea biológica, se prefiere al magro a la grasa.

Seignalet prefiere las carnes de buey-vaca, oveja, caballo, porque se comen más fácilmente crudas (tartare, carpaccio). Y no se fía tanto de la de cerdo, codero, pollo o conejo, que son menos apetecibles en crudo y porque su alimentación es más artificial.

4. Las charcuterías

Autoriza las charcuterías crudas (jamón, salchichón, salchicha, chorizo, salami…) y excluye las charcuterías cocinadas (jamón cocido, paté, morcilla, etc.).

Como excepción, cita expresamente el foie-gras (hígado de pato-oca), porque su grasa es buena para la salud.

5. Los huevos

Admitido cuando está crudo, prohibido cuando cocinado. Aceptado cuando está «pasado por agua», no duro. Se puede arrojar la clara y sorber la yema.

6. El pescado

El pescado cocinado es menos peligroso que la carne cocinada. Seignalet recomienda que se consuma todo lo crudo posible, por lo que recomienda recetas como las japonesas. Y entre el pescado, mejor cuando menos contaminado y más salvaje: mejor de mar que de río, mejor pescado «pescado» que de piscifactoría.

7. Mariscos

Están permitidos. Y si son crudos (ostras…) incluso aconsejados.

8. Verduras

Todas están autorizadas. Se pueden cocer en olla o a vapor dulce.

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9. Legumbres secas o leguminosas

Autorizadas como las verduras y a preparar también en olla o vapor dulce.

Propone además la leche y yogur de soja como sustitutivos de los lácteos clásicos.

10. Las «crudités» o ensaladas

Hay que consumirlas en gran cantidad. Zanahorias, champiñones, pepinos, lechugas, tomates, melones, berros, etc.

11. Los frutos frescos

A consumir en gran cantidad, todos ellos. Permite también la castaña cocida y su harina.

12. Frutos secos, en conserva y encurtidos

Aconseja que se consuman muchos: higos, almendras, nueces, avellanas, olivas… Pero siempre crudos, nunca tostados.

Otros alimentos

Seignalet aconseja la miel y el polen. También los granos germinados de leguminosas (soja, lentejas, etc.) o cereales ancestrales (trigo sarraceno, arroz…).

El chocolate hay que consumirlo de forma limitada, porque tiene azúcar refinado. Preferentemente, chocolate negro, biológico y que contenga azúcar integral.

El azúcar blanco debe ser descartado en beneficio del azúcar integral, mucho más rico en minerales y vitaminas.

Los aceites

Todos los aceites aportan ácido linoléico. Seignalet aconseja los aceites siguientes:

El de oliva, porque aporta ácidos grasos monoinsáturados.

Los de nuez, soja y colza, que aportan ácido alfa linoléico.

Los de onagra y borraja, que aportan ácido beta linoléico.

Pero para él cualquier aceite es interesante siempre que sea virgen y extraído de primera presión en frío, o sea, por procedimientos físicos y mecánicos y sin ningún tratamiento químico.

Los condimentos

Todos autorizados: sal, pimienta, vinagre, limón, ajo, perejil, curry… Recomienda limitar el consumo de sal y que esta no sea refinada sino sal completa.

Las bebidas

El agua de grifo y las aguas minerales nos aportan oligoelementos y minerales.

Excluye las bebidas ricas en azúcar blanco: soda, zumos de gran consumo.

Excluye la cerveza, porque contiene proteínas de la cebada.

Tolera el café y el té en cantidades razonables.

Recomienda el consumo de achicoria.

Autoriza todas las bebidas alcohólicas (salvo la cerveza) porque: el alcohol es una molécula simple que no provoca respuestas de autoinmunidad, ni de acumulación, ni de eliminación; los alcoholes preparados a partir de cereales no contienen proteínas de las mismas por haber sido destiladas; el alcohol hace más fluido el correr de la sangre; y el vino captura los radicales libres.

OTRAS RECOMENDACIONES

Evitar al máximo la cocción de los alimentos. Comer muchos alimentos crudos, y cuando sean cocinados, que lo sean por debajo de los 110 C o incluso 100 C, por cocción a vapor dulce. A partir de esas temperaturas (y sobre todo, a más de 200 C) se crean numerosos mutágenos, células de Maillard e isómeros.

Los riesgos de comer crudo son extremadamente pequeños. De hecho, las intoxicaciones alimentarias se producen por contaminaciones en el proceso de cocinar. Las precauciones a tomar siempre son las de comprar a un comerciante de confianza. El peligro de parasitosis lo considera Seignalet muy reducido.

Es importante el buen equilibrio ácido-básico. Las personas hoy consumimos demasiados alimentos ácidos, y nuestro organismo gasta mucha energía en intentar el reequilibrio. Al suprimir cereales y lácteos, la dieta de Seignalet tiene importantes efectos alcalinizantes.

Hay que eliminar las conservas, porque contienen generalmente alimentos con aceites corrientes o grasas animales.

Consumir con moderación los alimentos ahumados, aunque su carácter cancerígeno sea más leve que el que produce el cocinarlos.

No hay problemas con los congelados.

Cuidado con las trampas en los alimentos. Por ejemplo: los higos secos son muy buenos… si no están rebañados en harina; las tortas de arroz pueden esconder en su composición cereales prohibidos, etc.

Limitar a una vez por día el consumo de proteínas.

No comer demasiado: ser frugales.